Sexo en la playa Sol
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Se acerca el verano y no hay nada como pasar unos días de vacaciones en la playa. Y si estamos acompañados, mejor. Todos nos imaginamos en una zona paradisíaca en Bali , mientras el agua cristalina que cae de alguna cascada recorre nuestro cuerpo bronceado por el sol, descansando porque sin duda nos lo merecemos tras un año agotador. En realidad, no es la mejor idea. Hay sexo, agua y mucha, pero que mucha arena de por medio. Siempre había querido hacerlo ahí y mis expectativas estaban por las nubes.
Era de noche, pusimos una toalla muy grande para estar cómodos, pero la arena nos invadía todo el tiempo. Teníamos que controlarnos para no mancharnos y que no se nos metiera por todos lados. Todo llegó a tal extremo que hasta el preservativo se rompió porque había mucha arena y tuvimos que parar.
No volvería a repetir nunca. Lo hice en Ibiza. La playa es muy incómoda pero hacerlo en la arena tiene una gran ventaja: que la gente puede verte. Los dos compartíamos piso con nuestros amigos, así que la mayor parte de nuestras escapadas sexuales fueron en coches. La peor de todas fue , sin duda, en la playa. Si no quieres restregar tu miembro contra un papel de lija, ni se te ocurra hacerlo en la arena. Da igual que seas cuidadoso y que pongas toallas. Ambos acabamos con arena en sitios innombrables.
La experiencia mejora dentro del agua. Recuerdo que teníamos un flotador de esos grandes , como un rosco. Ella metió solo el culo con las piernas y los brazos por arriba lo que la dejaba a la altura perfecta para el temita. Eso sí, en la arena hay una gran ventaja : que la gente puede verte". El sexo en la piscina da pie a escenas íntimas si no hay mucha concurrencia alrededor. Y si la hay, mejor. Eso sí, es importante recordar que hay que darse una ducha antes de meterse al agua, por favor, gracias ".
La idea era pasar allí el día y volver por la noche. Era el verano de nuestra adolescencia y teníamos las hormonas por las nubes. La playa estaba abarrotada de familias, niños y chicos jóvenes que jugaban a las paletas en la orilla. A ella se le ocurrió hacer topless y yo ya me comencé a excitar. El sol pegaba con toda intensidad y serían las dos de la tarde. Entonces, comencé a sentir una incipiente erección. Para evitar que se notara, me tumbé boca abajo, y empezamos a darnos mimos y caricias suaves por la piel.