Mujeres liberales Arequipa
Al llegar a su destino se encontraron con un país corroído por la anarquía, que tenía dos gobiernos paralelos: Guillermo Franco en Guayaquil y la Junta de Gobierno de Quito presidida por Gabriel García Moreno. Más chicas para citas: Citas online Tacna, Servicios de chicas Ghent, Putas para tríos Minsk
Desde la conferencia que ésta pronunciara en ante la Sociedad Nacional de Geografía, los partidarios de la emancipación de la mujer no habían dejado de movilizarse. Zarela constituyó la primera expresión literaria de aquel movimiento social, diez años antes que la propia Alvarado Rivera escribiera otra novela feminista, titulada Nuevas Cumbres. El prólogo de Mostajo que presenta Zarela permite conocer mejor en qué circunstancias la novela fue publicada.
Desde las primeras líneas Mostajo profetizaba los peligros que podía suscitar la novedosa obra para Leonor Espinoza de Menéndez: éstas son sus palabras:. Casi diez años después de la publicación de Zarela , en se expresa Elvira García y García sobre Espinoza de Menéndez [4] : nos proporciona otro testimonio sobre la percepción de la novela.
García y García prefiere evocar primero las otras dotes artísticas de Espinoza antes que su opción literaria. García y García censura el enfoque satírico que elogió Mostajo, expresando sus preferencias por una mirada idealizadora:. Aquí tenemos un lindo eufemismo para ocultar la ciudad de Arequipa, en la que justamente se desenvuelve el drama que nos interesa. A través de Luisa de Espanet, primera mujer que aparece en la novela, Leonor Espinoza de Menéndez denuncia la inestabilidad social de las mujeres.
Pues a pesar de una posición holgada, Luisa de Espanet no deja de preocuparse por su porvenir. Su esterilidad la condena a perder su status social de mujer privilegiada cuando quede viuda. Ante tal porvenir se desespera y se rebela: decide luchar con todos los medios posibles para evitar la caída. Para la sociedad en la que se desenvuelve, Luisa de Espanet no tiene vida propia; solo existe como esposa del acaudalado señor Espanet; por tanto, no tiene otro apellido. Al conflicto personal se suma la evocación de un contexto histórico -el año que la autora, interesada por la política, recuerda con mucho entusiasmo.
Olga es una viuda sin hijos que encarna la dulzura femenina. Ha aceptado vivir en la pobreza después de casarse por amor y en la soledad se contenta con un modesto montepío. Ayudada por Rosalía, la fiel criada, Luisa finge un embarazo y con el pretexto de descansar del tumulto político va a Arequipa para conseguir de cualquier forma un niño recién nacido.