Sexo en el establo Novelda
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Hoy no; que impunes a la luz sus ojos Alzan osados. Bien de su vida. Silvia me espera. Ridentem dicere verum Quid vetat? No es tan terrible el bruto de Jarama Que agarrochado rompe la barrera,35 Y embiste, y hiere, y espumante brama. No, que es santa la causa que sostengo Y de ignorantes zoilos no me asusto. Mira que te aconsejo cual amigo. Cuando acate a su reina el pueblo asirio, Y olvidemos la gloria castellana. Las diez. Otro, no menos huero de chaveta, Compra a fuerza de plata el privilegio De adquirir sin porrazos la luneta.
Sabe Madrid que a la verdad no falto. Mi oreja ha regalado. Mas no se diga que con ciego encono Ando a caza de faltas en el canto, Y al olvido sus gracias abandono. No se ha anunciado en el cartel sencillo, Ni puede autorizar el presidente Que usted nos administre un tabardillo. Ya que aplaude a rabiar, Dios se lo aumente, Al tiple y al tenor, con sus paisanos Sea usted, a lo menos, indulgente. Indigno fuera tan culpable exceso De un artista eminente, cuya fama No se funda en los bravos de un camueso.
Si es mezquina, Si la ejecutan mal, silba de recio. La verdad siempre es mi norte. Lope de Vega. Tal vez me atraiga su temible enojo; Que en tu defensa combatir no puedo Sin cubrir a los hombres de sonrojo. Sin cesar la reprendes, y te afliges70 Porque baila y se alegra; pero en tanto Tu perversa conducta no corriges.
Pasa por gracia en la viril caterva Lo que castiga cual atroz delito En la mujer, su infortunada sierva. Feroz si te condena, Cocodrilo falaz si te acaricia. Hace bien en charlar; que no es cartuja. Mas silencio: mi pluma avergonzada Se niega ya a pintar cuadro tan feo. De su padre la codicia Al que suspira a secas no consiente, Y al que regala, aplaude y acaricia.