Sexo sin censura St. Louis
Anuncios publicitarios que utilizan el cuerpo como reclamo, sexo explícito en los videoclips, en el cine y en las series de televisión e influencers que muestran su torneada anatomía en busca de un puñado de likes. Otras chicas llamativas: Sexo sin planes a largo plazo Houston, Sexo sin planes Valdemoro, Putas VIP Tehuacán
Y ayer como hoy, su crimen quedó impune. Lo instituyó en España, en , Felipe I de Castilla, 'el Hermoso', padre del emperador Carlos V, en la persona del lombardo Francisco de Tassis, antepasado de 'nuestro héroe', un pionero del servicio de correos en Europa que ya lo había servido en Borgoña y Flandes: la correspondencia entre Bruselas y Toledo tardaba en llegar de 12 a 14 días en invierno.
Pero Juan de Tassis distaba de ser el funcionario competente que habían sido sus predecesores en el cargo. Es uno de esos tipos que despiertan amores indestructibles u odios inalterables. Los primeros le permitían ser amigo de enemigos irreconciliables entre sí —Góngora lo consideraba su discípulo y Lope le admiraba— y uno de los segundos, solo o en compañía de otros, le atravesó el pecho de una mojada cuando iba en su coche por la calle Mayor de Madrid. Juan de Tassis, por ser nuevo en la plaza de la nobleza de España, sentía un profundo desprecio por ella: había visto que un delincuente sin tapujos como Lerma ingresaba en la nómina de grandes de España y que sus compinches eran recompensados con posesiones y títulos —Felipe III nombró a Calderón, su socio, conde de la Oliva de Plasencia y marqués de Siete Iglesias—; fue inmisericorde con su clase en sus poesías satíricas, que corrían por Madrid como pan caliente.
Los Tassis se trasladaron a Valladolid con la corte y en , Juan se casó con María de Mendoza y de la Cerda, con la que tuvo hijos, todos malogrados, y que se quedaría a vivir en la capital castellana cuando rehacen el camino de vuelta a Madrid. Los fustiga con una decidida dureza patriótica:.
Unas y otras cosas le valen tres largos destierros de la corte del rey Piadoso. Pero no ceja. Para medrar en la corte del nuevo rey, Tassis no duda en halagar, favorecer y alcahuetear las aventuras extramatrimoniales del monarca. La vida parecía volver a sonreírle a Juan de Tassis y Peralta.
Pero el triunfador cometió dos errores: enamorarse de Isabel de Borbón, hija de Enrique IV de Francia y primera esposa de Felipe IV, y malquistarse con su valido, el conde-duque de Olivares, celoso de la influencia del conde que amenazaba su puesto de valido.