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Año De modo que yo, como la mayor parte de los jóvenes que llegamos a ese centro de la Ciudad Universitaria de Madrid , era becado y, por tanto, consciente del esfuerzo que mis padres estaban realizando para que consiguiera lo que ellos, por las vicisitudes económicas de la España del franquismo, nunca pudieron alcanzar: una carrera para su hijo. Llegué en tren a Madrid. Un tren de nombre TER que tardaba lo menos ocho horas en arribar a Atocha. Aquel día de octubre, pocas horas antes de que cumpliera los 18, me di cuenta de que mi vida había cambiado para siempre.
Ese colegio abrió mi mente y me quitó por fin el olor a naftalina que tenía incrustado en la camisa, supongo que de tanto haber convivido entre sotanas. Víctor Manuel emociona al Teatro Romano. Jorge Armestar. Llevaba el periodismo en la sangre, en la mochila con la que hacía autostop, en la voz de su garganta y sobre todo en el corazón.
De vez en cuando nos vemos o nos escribimos por email. Fernando llegó al Negro con un casete y una cinta de Víctor Manuel. Era su cantante favorito. Víctor Manuel tiene hoy 77 años y anoche llenó el Teatro Romano de Mérida. Sola en mitad de la Tierra, hija de mi misma madre". Sobraría decir que estuvo sublime, pero hay que decirlo para dejar constancia de que un concierto sin esta sinfonía nunca hubiera sido un concierto.
Y anoche viajé a la verbena cuando Víctor me hizo la morriña de los 'Paxarinos ': "Y si voy por el Carmen he de comprarle una cuerda muy corta para tus padres. Porque en la movida murió mucha gente por culpa de la heroína, mientras las autoridades miraban hacia otro lado y los narcos campaban a sus anchas. Antes nos enseñaban a quererlos, ahora los apilamos en las residencias para que el coronavirus termine de rematarlos.
Recuerdo a mi abuelo Antonio , que trabajaba con el gasoil y no se quitaba el mono de faena hasta que no llegaba el domingo.