Conocer gente El Palomar
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Con esa espontaneidad se presenta desde su local en El Palomar, en el partido bonaerense de Morón. Mi padre había empezado como aprendiz de un italiano y yo, ni bien terminé la escuela, me puse a ayudarlo. Un día su padre le dijo que necesitaba ayuda en la carnicería que había puesto en un supermercado chino y así arrancó bien de abajo, haciendo hamburguesas y milanesas y limpiando el local. Pero es un rubro muy informal, que falta mucho, que no se compromete.
Es un oficio medio complicado y buscar gente que te cumpla es muy difícil. Todo iba muy bien y la familia Laurens llegó a tener hasta cuatro carnicerías dentro de los supermercados donde el comodín era Marito, que siempre estaba donde un carnicero faltaba. Hasta que llegó un tornado que arrasó el oeste bonaerense y dejó al barrio 11 días sin luz por lo que la venta cayó estrepitosamente porque la gente no compraba porque no podía guardar la mercadería.
Solo se quedaron con un local. Eran tiempos difíciles en los que había que apechugar. Se quedaron trabajando juntos por seis años, donde Laurens terminó de aprender todo del oficio. Luego el joven decidió buscar su propio destino. Un cliente que lo reconoció dio buenas referencias y fue aceptado pese a su corta edad.
Allí trabajó 12 años. Si los pollos no estaban muy frescos me decían que había que lavar en un balde con agua helada con dos papitas de lavandina para quitarle el olor.
Fue hace cuatro años cuando se le ocurrió publicar un video para dar a conocer la virtudes de las alitas de pollo. No todos somos lo mismo. Hasta que un día publiqué uno donde mostraba cómo hacer un chupetín de una alita, como los venden en los restaurantes, la gente se enganchó y fue un boom. Mostrarle a la gente las cosas que esconden los carniceros, produjo que muchos de ellos que hacían las cosas mal me enfrenten.