Putas para mujeres Turin
Parecía sucio, sin acabar; desde que había llegado me preguntaba qué sería. Más chicas para explorar: Aventuras sin compromiso online Pucallpa, Masajes sensuales a domicilio London, Spanking Manises
Pensaba que ahora los días se alargaban, y que pronto un poco de sol disolvería aquel barrillo y abriría la primavera. Así volví a ver Turín, en la penumbra de los soportales.
Cuando entré en el hotel no soñaba sino con un baño caliente y tumbarme y una noche larga. Total, en Turín debía quedarme una temporada. No llamé a nadie y nadie sabía que me alojaba en aquel hotel. Ni siquiera un ramo de flores me esperaba. La camarera que me preparó el baño me habló inclinada sobre la bañera, mientras yo daba vueltas por la habitación.
Son cosas que un hombre, un camarero, no haría. Le dije que se fuera, que me las arreglaría sola. Entonces le pregunté de dónde era. Se ruborizó intensamente y me respondió que era veneciana. Yo soy turinesa. Asintió con una mirada socarrona. Especialmente entre mujeres.
Todas las cañerías habían saltado, ni pensar en un baño. Lo recordé con gratitud; mientras en la vida hubiera un baño, valía la pena vivirla. Un baño y un cigarrillo. Mientras fumaba con la mano a flor de agua, comparé el chapoteo que me mecía con los días agitados que había vivido, con el tumulto de tantas palabras, con mis desasosiegos, con los proyectos que siempre había realizado y sin embargo esa noche se reducían a aquella bañera y aquella tibieza.
Ni siquiera al morir esa pasión se mitigaba. Después tuvo que ver con la manía de salir, de ver, de correr por Turín, con las primeras escapadas por las callejas con Carlotta y las otras, con la emoción de sentirnos seguidas por primera vez.