Relaciones secretas Cádiz
Miguel Alfonso Villagómez, diputado por León. Noches apasionadas y encuentros íntimos con chicas en Cádiz te están esperando. ¡Únete a nosotros! Otras chicas: Masaje sensual Chisinau, Putas mayores Warsaw, Putas sexys Paiporta
La provincia Ulterior comprendía, grosso modo, el actual sur de Portugal, una pequeña parte de Extremadura, otra de Castilla la Mancha y la casi totalidad de la actual Andalucía.
Los cuestores —veinte en total— tenían como misión principal la de ocuparse de los asuntos económicos. En provincias actuaban asistiendo a los gobernadores: cobraban el producto de las multas judiciales y de los arrendamientos, se ocupaban de la paga y la alimentación de las tropas acantonadas en la provincia y vigilaban las relaciones que cada una de las comunidades mantenía con Roma, así como sus diversas formas de organización.
Enseguida comenzaría a desempeñar las funciones propias de su cargo en una provincia que en su conjunto y a diferencia de la Citerior, no había dado muestras de simpatía ni por los jefes ni por la ideología del partido popular al que el joven magistrado pertenecía, por lo que no debió sentirse muy a gusto con el lugar que le había correspondido.
El gobernador podía encomendar a su cuestor otros asuntos aparte de los financieros, y así Julio César, por encargo de Antistio Veto, tuvo que recorrer las comunidades para administrar justicia. Como no se podía obligar a los pleiteantes a desplazarse a la residencia del gobernador, este —o sus delegados, como en este caso— viajaba periódicamente a una serie de ciudades, en las que celebraba sus audiencias para los habitantes de las zonas próximas.
Se reunían entonces gentes venidas de todas partes, se trataba de nogocios, se entablaban relaciones y se hacían nuevas amistades. Todos acudían para pedir a la divinidad la victoria en sus campañas y para obtener el prestigio y apoyo que en todas las épocas militares y políticos han buscado en la religión. Tanto Pompeyo como el propio César, inspirados por las hazañas de Alejandro, albergaban claras tendencias hacia un poder personal. Puede que pasara revista en ese momento a su vida, consumida en aventuras amorosas, el lujo y los banquetes, costumbres usuales entonces en los jóvenes de la nobleza.