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El acusado durante una vista oral en Vitoria. Sin embargo, los nueve miembros del jurado no estimaron probado que el condenado tuviera sus facultades mermadas, como sostenía la defensa.
La sentencia declara probado que Gabriela y su hija estaban dormidas cuando el acusado entró en el dormitorio y puso su mano sobre el pecho de la pequeña, momento en el que la joven se despertó y, tras retirarle el brazo, éste comenzó a golpearla, la agarró del pelo y la tiró al suelo mientras le decía que la iba a matar.
Daniel arrastró a Gabriela hasta la zona del balcón-mirador del piso, rompió de un puñetazo uno de los cristales, le dijo que la iba a tirar por la ventana y lo intentó "con intención de matarla" pero al no conseguirlo cogió un trozo de cristal y se lo clavó en el cuello. Ante esta situación, la pequeña Alicia se acercó a su madre, momento en que Daniel, de manera "sorpresiva" y con intención de matarla", la agarró -sólo pesaba 11 kilos y medía 84 centímetros-, y la lanzó por la ventana que había roto previamente.
En la sentencia se señala que no ha quedado acreditado que Daniel padeciera una esquizofrenia paranoide que le provocaba delirios, ni que los síntomas de esa supuesta enfermedad se agravara por el consumo de cannabis y alcohol. El tribunal recuerda que el acusado reconoció haber lanzado a la niña en un momento de delirio porque veía en ella a la "semilla del mal".
Sin embargo la madre de la pequeña aseguró que Daniel las atacó porque no quiso mantener relaciones sexuales con él. No hay discusión sobre el delito de asesinato con alevosía, señala el tribunal, que recuerda que la niña tan solo tenía 17 meses y que no pudo hacer nada por defenderse. La controversia ha girado en este caso en la salud mental del acusado -la defensa pedía una eximente completa por enajenación mental-, pero el tribunal destaca que en la vista han declarado diez médicos y sólo dos -los psiquiatras que elaboraron un informe a petición de la defensa- opinan que el hoy condenado padece una esquizofrenia paranoide y sufrió un brote psicótico en el momento de los hechos.