Sexo en la azotea Valparaíso
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Inés Martín Rodrigo. Defender, con uñas y dientes, mi espacio de libertad. Hallar ese punto de encuentro con el otro, dar con una sensibilidad esto incluye el pensamiento y el lenguaje que me saque de mí misma y me comunique la densidad de su experiencia. Algo que me incomode, que me confronte, que me haga difícil las cosas; también una experiencia estética. Sobre todos los temas universales, los de siempre: la vida y la muerte, la pérdida, el fracaso, el miedo, el deseo, la violencia, el padre, la locura, la identidad.
El tema no es lo importante, sino la manera específica en que cada autor lo trata. En España, con Demipage, en , «La ciudad invencible». Con «La azotea», porque fue la primera que publiqué, y porque fue la que me sacó por primera vez fuera de Uruguay, en las épocas en que soñaba con ver el mundo. Gracias a «La azotea» gané una beca de la UNESCO que me llevó a vivir a Francia por varios años, antes de comenzar mi período itinerante, que hoy me tiene viviendo en Colombia.
Incluso hoy no siento que «me dedique» a esto. Tengo Facebook fernandatriaslibros a regañadientes, porque me comunico con mucha gente por el sistema de mensajería, pero casi no miro lo que se publica.
La enseñanza de la escritura creativa. Es gratuito, pueden anotarse. No sé, porque van cambiando constantemente. Depende del proyecto y depende del momento de vida, porque yo tampoco soy la misma lectora que hace diez años o cinco. Vivir en un cuarto de un metro y medio de largo por dos de ancho, con un perro aullador y una anciana de noventa años que le gritaba al perro durante toda la tarde.
Para sobrevivir, he tenido muchas veces que vivir en lugares funestos. También trabajé en un programa de televisión infantil, acomodando niños en una tribuna. No era tan raro, excepto que mis compañeros de trabajo eran muñecos de peluche con plumas en la cabeza.