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A mediados del siglo XIX Madrid contaba con una incipiente industria en desarrollo que precisaba de mano de obra abundante. Como agregado social al servicio de la producción que es la ciudad, Madrid era capaz de recibir anualmente cerca de E l proceso de expansión de Madrid se producía, por tanto, al aumentar la población por medio de los fenómenos de concentración urbana asociados al aumento de la actividad productiva.
V enían de todos los campos españoles, pero especialmente de ambas Castillas, Extremadura y Andalucía, donde el régimen latifundista semifeudal era la norma que regía aquella sociedad. La pobreza y el hambre presidía sus casas. E n Madrid, de a la población pasó de E n había ya cerca de un millón de madrileños. La población inmigrante se iba asentando en el centro de la ciudad, habitando las ya conocidas casas de vecindad, corralas, buhardillas y sotabancos.
También lo hacía en el extrarradio de la ciudad, formando suburbios compuestos por casas bajas autoconstruidas de pésima calidad y de características marcadamente rurales. Foto: Enrique F. Rojo, Es decir, elaborada con materiales económcos y con una tipología unifamiliar rural o semirrural, o bien casas de vecindad, y se concentraba en las barriadas del extrarradio o en aquellas del centro urbano consideradas como populares y con mayor densidad.
L os arrabales de Madrid soportaban el peso de los suburbios alrededor de todo su cinturón periférico. La escasez y la carestía de los alojamientos en el centro urbano empujaban a esta población hacia estas zonas baratas sin infraestructuras.
La foto es de una vivienda baja en la calle Pedro Barred a. Casas baratas para obreros. Proyecto de casa barata en La ventilla de Las dimensiones de la vivienda no exceden los 30 metros cuadrados.