Citas sin ataduras Quibdó
Es bien comprender la dinamica propia de los negros porque solo a ellos les compete autodefinirse, autoafirmarse, autodeterminarse y autodemocratizarse, autoreconocerse. Más chicas deseables: Sexo seguro Albacete, Escort de alto standing San Andrés del Rabanedo, Aventuras eróticas Colima
Modalidad virtual. Me repetí esa frase decenas de veces durante los 12 meses que duré recorriendo 23 países y ciudades de Europa.
Es un poema navajo que encontré en un libro de Mario Mendoza. A mí, esa frase me dio fuerzas cada vez que dudé por haberlo dejado todo un día, para lanzarme a vivir una aventura que me partió en dos la vida. Una travesía para la que tuve que interrumpir una exitosa carrera lo que quiera que eso sea , librarme de ataduras -materiales, afectivas y espirituales- y saltar al vacío. De esa travesía viajera surgió un blog con historias que compartía mientras hacía el recorrido; luego, una columna viajera en una reconocida revista; después, muchas invitaciones a escribir en distintos medios sobre lo que significa viajar y cómo me ha transformado la vida.
Estoy convencida de que no hay mejor forma de conocerse a sí misma que viajando, y viajar se hace de muchas maneras. Soy politóloga con énfasis en Relaciones Internacionales y tengo una maestría en periodismo que, de hecho, fue posible gracias a otra travesía viajera. Vivo de contar historias y quiero enseñar a contar historias que surjan de experiencias viajeras. Y que soy modelo Saber viajar y contar dichos relatos, anécdotas que guían a otros a apreciar las maravillas de la naturaleza, las culturas, las sociedades y pensamientos nos hacen reflexionar que el turismo y la comunicación son complementarios para perpetuar la experiencia de viaje.
He intentado capturar dichos viajes por medio de la fotografía y a través de mis proyectos de planificación y gestión de la sostenibilidad turística, he buscado generar estrategias de conservación, competitividad y calidad que nos permitan seguir viajando y narrar nuestras experiencias de viaje. La primera vez que descubrí la magia de anudar el periodismo con los viajes fue por culpa de las casas de Pablo Neruda.
En vez de sus sonetos de amor, fueron sus objetos inservibles -en Santiago, en los cerros de Valparaíso y en Isla Negra-, los que se prestaron de material para elaborar un texto narrativo acompañado de unas fotos de botellas, mascarones y caracolas que terminaron publicadas, poco tiempo después, en tres revistas de otros países. Era el triunfo del periodismo independiente por sobre otras disciplinas, cuando apenas había saldado mis estudios universitarios en el sur del continente.