Ligues rápidos Milwaukee
Dejó la mochila sobre la mesa y advertí que llevaba un pin prendido a una tira. 💛 Más chicas deseables: Sexo local Belém, Sexo fácil Culleredo, Sexo grupal Armenia
Para Erin Black, Marie Everett y Elizabeth Parisi, porque la vida de esta autora es mucho mejor si cuenta con su apoyo. Los chicos y las chicas pueden ser amigos. Así me gusta, Levi. Directo al grano. Yo sólo digo que es perfectamente posible que un chico y una chica sean amigos.
Ah, ya, las preguntas. No sé, yo… Bueno, pues yo sí. Y nunca me lo preguntaron. Sea como sea, reconozco que no todo salió bien. Pero mira cómo terminó todo. Cuando llegué a la escuela, en sexto, ambos dimos por supuesto que no volveríamos a intercambiar palabra después de aquel primer día. Me parece que alucinas. No alucino. Te lo concedo. Eres genial. Pero alucinas. Durante los meses de verano, tenía demasiado tiempo libre, lo cual implica demasiado tiempo para pensar, sobre todo si eres una niña de once años en pleno duelo.
No veía el momento de empezar séptimo. Ponerme a estudiar mucho. Pasar menos tiempo a solas. Aunque para recordarla me bastaba con mirarme al espejo. Como si pudiera olvidarla. Aquella mañana, no estaba para muchos dramas. Aunque intentaba disimular, la sonrisa tensa en su rostro la traicionaba.
Seguro que no es nada. Me escudriñó un momento antes de arreglarme el pasador del pelo. Esbocé una sonrisa tranquilizadora y me la pegué a los labios para entrar en el despacho. La señora Blaska, la directora, me abrazó. Nos miramos mutuamente sin saber qué decir a continuación. Te presento a Levi Rodgers. Me volteé a mirar y vi a un chico rubio que llevaba una cola de caballo a la altura de la nuca. Tenía que reconocerlo: como mínimo era educado… para ser un surfista.
La señora Blaska me tendió el horario del chico nuevo. Puso cara de sorpresa. Mi primera reacción fue de incredulidad. Se lo enseñé y apreté el botón para que manara agua. Él se echó a reír. Mientras él echaba un vistazo al pasillo, me fijé en que tenía los ojos de un azul muy claro, casi grises. Toda esta escuela cabría en la cafetería de la mía — formulaba las frases en tono ascendente, como si fueran preguntas—.