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Un espíritu libre, criada en un templo en las lejanas montañas de Nepal, Amelia se embarca en una aventura pa Un espíritu libre, criada en un templo en las lejanas montañas de Nepal, Amelia se embarca en una aventura para encontrar a otro de los Elementales Fue el canto de las aves en nuestro balcón lo que me despertó, el cielo apenas se estaba aclarando y el sol empezaba a salir en el horizonte.
Entonces recordé todo de golpe, el como Jessica me besaba, el sonido de su hermosa voz, su piel contra la mía, incluso su aroma. Me senté de golpe en la cama solo para confirmar que estaba completamente desnuda, miré hacia abajo y vi nuestros sostenes, bragas, blusas y pantalones desparramados en el piso del cuarto, giré a ver a Jessica y desde luego estaba dormida.
Volví a cubrirla y me rasqué los ojos solo para empezar a reírme por lo bajo. Estaba riendo porque lo de anoche fue real, reía porque Amy me pagaría los cincuenta dólares, reía porque ahora sé que soy correspondida y reía porque Jessica tenía su pelo completamente revuelto. Le di un beso en la frente y me levanté de la cama, me puse una bata para cubrirme y fui a cepillarme los dientes.
No tengo idea, pero sí sé que, aunque esté cansada, lo que ocurrió anoche fue lo mejor que me pudo haber pasado. Volteé a ver a Jessica y de inmediato pensé en la broma que le haría cuando despertara. Comencé a acariciarle la cabeza con la yema de mi dedo índice y mientras lo hacía Grif me habló:.
Porque no quiero problemas mientras esté cerca de Jessica. Nunca me ha gustado la idea de tener aves de mascota, las aves deben ser libres de volar para ir a dónde ellas quieran y no deben estar en una jaula todos los días de sus vidas. Finalmente el pajarito se fue volando a un lugar desconocido.