Sexo con mujeres infieles Arequipa
Sudorosa, pero satisfecha me baje buscando aquel instrumento de placer para recompensarlo con una deliciosa chupada, extasiada engullí aquel enorme pito, que lucía imponente; lujuriosa devore el glande provocando en don Pedro un placer indescriptible. Más chicas para explorar: Sexo en el avión Castellón de la Plana, Putas cerca del centro Braga, Sexo a domicilio Macon
Enviada por narrador. Enviada por rodolfosalinas. Relatos Eróticos. Ultimas fotos. Hola soy Pamela! Nuestra vida matrimonial seguía igual de monótona, él me seguía haciendo el amor en la misma posición, sin darle otro giro a nuestras relaciones. Por supuesto que yo buscaba afanosamente a alguien que ocupara el espacio que Paul no quería llenar. Me vestía en forma provocativa, saliendo a la calle, haciendo que los hombres me miraran y me lanzaran piropos obscenos hacia mi persona.
Los días transcurrían sin ninguna novedad interesante, los vecinos ya nos conocían, eran gente educada, amables. Una tarde que pase por la tienda de doña Pachita estaba contenta por que su marido había salido libre por fin. Ante mi se presento un hombre gordo, feo, como de cincuenta años, de estatura mediana el color de su piel era casi negra, su barba aunque recortada estaba descuidada, una oleada de calor inundo mi ser al estrechar aquella mano callosa, nuestros ojos se miraron un instante en el que mire involuntariamente su entrepierna encontrando un bulto enorme, subi mi mirada y el sonreia de manera burlesca.
Ese día estaba deseosa de que la hora en que don Pedro iba a componer el refrigerador llegara, me bañe y busque las prendas mas sexys que tenía, una diminuta tanga negra que a mi en lo particular me gusta mucho, un brassiere del mismo color que hacia que mis redondos pechos resaltaran aun mas y para terminar un vestidito negro que hacia destacar el color de mi piel.
No quería pasar como puta ante él, porque sentía que me respetaba aunque sentía su mirada cargada de deseo, de lujuria por cogerme. Eran exactamente las diez de la mañana cuando el sonido del timbre me volvió a la realidad, con paso sexy, camine hasta la puerta para recibir a don Pedro.
Coloque una de mis manos entre las suyas y le dije que no se preocupara que seguramente iba a encontrar a alguien para calmar sus ansias amatorias y que pudiera aguantarlo todo. Decidida a conquistarlo, me pare con el pretexto de buscar algo en el estante, de tal manera que él se agasajara viendo mis atractivas nalgas que lucían exquisitas. Abrí mi boquita para que la lengua de don Pedro buscara mi lengüita, fundiéndonos en un delicioso beso.