Sexo a escondidas Rancagua
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Me dejó plop. Ahí lo llevé a introspección y me vi como un niño de esa edad, metido en esto, sin saber qué hacer. Me curó ese pensamiento de que yo tenía algo malo, algo perverso. Durante el segundo semestre de ese año, comenz Ó a tomar hormonas, a socializar con otras personas trans por redes sociales y a hacerse algunos retoques estéticos. Fue un fallo inédito que le ha permitido iniciar una nueva etapa en su tortuoso empeño por ser reconocida por quién es. De Santiago autorizó la rectificación de su nombre y su sexo, incluso antes de la entrada en vigor de la Ley de Identidad de Género, tras una demanda patrocinada por la Universidad de Chile.
Alex se convirtió legalmente en Alexandra. Pero eso no era suficiente, porque su apariencia no la acompañaba, cosa que la afectaba psicológicamente. Alexandra, con la asesoría del Movilh y de abogados del estudio RCZ, interpuso un recurso de protección Para revertir la situación. Tras una serie de negativas, el alegato escaló hasta la Corte Suprema, donde finalmente se ordenó a la isapre financiar su cambio de sexo. Fue un fallo inédito, que sentó un precedente jurídico muy relevante para la comunidad LGBTI y el cumplimiento de sus derechos.
Para Alexandra fue confirmar una nueva etapa en una vida que ha estado llena de complejos. The Clinic conversó con ella y ésta es su historia. El episodio con su hija en fue sólo el detonante. Desde los seis años ya sentía atracción por las prendas femeninas. Se escondía en el baño de su casa para vestirse con la ropa de su madre y mirarse al espejo. Se juraba a sí mismo que no lo volvería a hacer. Eso fue en , cuando todavía era Alex.
Llevaba cinco años de casado y dos hijos. Tiempo después, en ese mismo año, le contó a Pilar, su mujer. Intentaron manejarlo como pareja e hicieron un pacto: cuando él sintiera ganas de vestirse como mujer, lo haría frente a ella para que lo viera. Nunca tuve un espacio para mí, para hacer nada de forma tranquila, fui postergando mis metas y nunca hubo satisfacción personal en el camino. En mayo del , ya habían nacido sus cinco hijos, pero tras una nueva separación de su esposa, se fue a vivir a una pequeña cabaña en Rancagua.
Un día, recuerda, colapsó. Comencé con una ideación suicida y llamé a mi hermano, di alertas a todo el mundo. Ese choque entre ser hombre y ser mujer me deprimía y no quería aceptar lo que me pasaba.