Sexo en el parque Lleida
Los hechos han ocurrido en un aparcamiento exterior de un camping, el del Era Yerla de Arties y paralelo a la C en el kilómetro 30 de las inmediaciones del término municipal de Naut de Aran, en Lleida. Más chicas sensacionales: Conocer gente San Jose, Citas para sexo rápido Contagem, Citas para encuentros Vila do Conde
Durante la Guerra Civil, hubo represiones en ambos bandos. La diferencia es la aberración y crueldad a la que se llegó en algunos lugares, especialmente en la retaguardia en Cataluña. Unos hombres se habían atrincherado en el convento de Carmelitas de la Diagonal de Barcelona comandados por el Coronel Lacasa.
Los coroneles pactaron la rendición, pero cuando empezaron a salir los heridos y resistentes, la muchedumbre revolucionaria enloqueció. El Coronel Escobar se acobardó y dejó que la masa se lanzase sobre los prisioneros. Estos fueron asesinados a golpes de culatazos y bayonetazos; no sólo los militares, sino también doce carmelitas que se habían visto atrapados en su propio convento.
La ensartaron en una bayoneta y la pasearon por la Diagonal. Fueron muchas las crueldades que se iban a ir sucediendo y que sobrepasan las meras represalias y se acercan al abismo de la crueldad absoluta.
El jefe de la patrulla decidió llevarlos a la carretera Rabasada, lugar donde fueron asesinados muchos catalanes. Ahí los fusilaron. Un patrullero se fijó en el Padre Murall y dijo: —Ese, todavía respira. Otro contestó: —Si tiene el cerebro fuera. Y continuó la macabra conversación: —Pues yo le daría el tiro de gracia. Y el otro sentencia: —No malgastes balas, hombre Y los asesinos se alejaron.
El 1 de agosto de , el comité local de Bellmunt pidió un taxi a Falset para realizar un servicio. Llegado el taxista, le ordenaron trasladar al cura y a su doméstica a Vinaixa. A unos dos kilómetros de esta población obligaron a apearse a ambos. En pleno bosque , les obligaron a descender hacia un barranco, les desnudaron y quisieron obligar al sacerdote a faltar a su voto de castidad con la sirvienta. Al comprobar los milicianos que nada conseguirían, los maltrataron y asesinaron a tiros de balas y perdigones, rociando luego sus cuerpos con gasolina.