Conocer gente para ligar Póvoa de Varzim
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Hubo un tiempo en que la ciudad portuguesa de Póvoa de Varzim era conocida por su afición taurina. En el siglo XVIII se celebraban corridas de toros en la plaza de armas de la fortaleza de la villa , y en los años 40 del siglo pasado la popularidad de la lidia entre los habitantes locales era tal que éstos exigieron la construcción de una gran plaza en el centro de la ciudad.
Setenta años después, sin embargo, los toros ya no apasionan a los ciudadanos de Póvoa y la plaza monumental tiene los días contados. Documentos históricos constatan que ya se celebraban corridas de toros en Portugal en el siglo XII, y en el siglo XVI el rey luso exigió la intercesión del Papa cuando un inquisidor lisboeta intentó abolir la actividad. El toreo fascinaba a los lusos del siglo pasado, y en algunas ciudades portuguesas la obsesión con la tauromaquia rozaba la locura.
Cuando asumió el poder, el dictador António de Oliveira Salazar reconoció la potencia del sector y decidió darle respaldo oficial. A lo largo de su régimen del Estado Novo el Gobierno apoyó a la tauromaquia y subvencionó la construcción de plazas no sólo en Portugal, sino también en las entonces colonias lusas de Angola y Mozambique. Sin embargo, la Revolución de los Claveles en puso fin a todo eso. Al igual que el fado, la lidia también fue rechazada al ser vista como una actividad excesivamente asociada con la dictadura de Salazar.
Hoy en día quedan unas pocas plazas activas en la región centro y el sur, en las regiones agrarias del Alentejo y Ribatejo, en sitios como Vila Franca de Xira, Évora, Estremoz y Montijo.
A diferencia de España —donde comunidades autónomas como Canarias y Cataluña han promovido la abolición de la tauromaquia, y donde otras como Madrid y Murcia financian la lidia—, en Portugal los políticos se han mantenido al margen del debate del futuro de los toros.