Citas esporádicas Manaus
En algunas ocasiones la tradición, pero también la necesidad de hacer relaciones sociales, lo llevó a frecuentar dicho círculo y sus templos. Más bellezas para conocer: Putas lesbianas Chachapoyas, Spanking Guasave, Masaje corporal erótico Centro
Edson era un acaudalado empresario de San Pablo. Muy católico —de día— también se permitía sus «escapaditas» —en la oscuridad de la noche—. Su esposa lo tenía por un santo, y Edson no hacía nada que diera lugar a pensar lo contrario. Todos los domingos, puntualmente, asistían a misa. Solían tener bastantes reuniones sociales, y con mucha frecuencia recibían invitados en su casona de tres niveles, piscina y cancha de tenis en las afueras de la ciudad.
La vida de ambos, al menos en apariencia, era envidiable. Una hija para el caso: Isabelinha. Ambos hermanastros tenían casi la misma edad; apenas un mes de diferencia. Para Edson lo de su hija «pecaminosa» constituía el secreto mejor guardado. Eso funcionaba para él como una bomba de tiempo, algo que le quitaba el sueño cada día. En el transcurso de los años había considerado varias veces decirlo, fundamentalmente a su esposa y a su hijo. Pero un remordimiento hondo se lo impedía.
Un buen católico no podía mostrar eso. La madre de Isabelinha, una hermosa mujer mulata de extracción muy humilde, admiraba tanto como temía al empresario. Durante años, costumbre que había ido mermando con el tiempo, pero no desaparecido, una vez por semana o por quincena tenían un encuentro erótico, siempre en hoteles distintos. La obsesión del furtivo amante era no ser descubierto por nada del mundo. Cuidaba cada detalle a fin de no dejar ninguna pista, evitar toda posible sospecha.
A lo largo del tiempo había tenido innumerables encuentros clandestinos con numerosas mujeres; pero con ninguna se había establecido un vínculo tan fuerte como con la madre de Isabelinha. Ello debido, muy probablemente, a la existencia de un ser de por medio que les unía. Luego se aburría y venía la siguiente.
Abrumado como se sentía por la carga de una hija extramatrimonial, buena parte de la energía de su vida, de cada día, de sus proyectos a futuro, tenía que ver con cómo guardar ese secreto. Isabelinha tenía que ser ocultada. Desde el nacimiento de la niña había pensado distintas opciones para ocultarla: darle una buena cantidad de efectivo a la madre y hacer que ambas, progenitora y bebé, salieran de Brasil con el compromiso de no volver. Pero la idea no prosperó. Propuso entonces que, siempre dentro de Brasil, marcharan lejos de San Pablo; Manaos fue el destino pensado por Edson, en el corazón del Amazonas.