Ligues esporádicos San Vicente del Raspeig
Pero al interrogar a la famosa Rosario, ya sabe, la mujer en cuya cama fue asesinado su marido, me di cuenta de que había muchas cosas raras y todas ellas planeadas para inculparla a usted -seguí con la cabeza baja y adoptando un aire apesadumbrado-. Más bellezas para conocer: Masaje corporal erótico Arucas, Chicas sexys Inca, Aventuras extramatrimoniales Riga
Me miré al espejo. Estaba hecho un adefesio. Como me acosté sin quitarme la ropa, mi traje estaba todo arrugado y mi cara era todo un poema. En cuarenta y ocho horas se me habían formado unas ojeras kilométricas. Pero si mi aspecto exterior era descorazonador, por dentro todavía era peor.
La cabeza me estallaba, el estómago me torturaba con un intenso ardor y tenía las articulaciones anquilosadas. Al final me rendí. Yo te quiero para mí sola. Me desvestí y me metí en la ducha. Los continuos cambios de agua caliente y fría me espabilaron un poco. En la cafetería cercana a mi apartamento, un café cargado me terminó de entonar. Se presentaba delante de mí un día complicado y no podía permitirme estar mal.
Cuando salí de la cafetería me sentí como deben de sentirse las prostitutas con el dinero en la mano después de hacer un servicio. De todas formas tenía que reconocer que, en algunos momentos, lo había pasado bastante bien. Rosa ya estaba levantada, esperando intranquila. Al llegar, y mostrarle el dinero, recuperó parte de los años que, en estos días, había perdido. Al mirarme, se dio cuenta de los estragos que denunciaba mi aspecto.
Contra las gripes y catarros, la solución que nunca falla es encamarse con alguien querido. El calor de los dos cuerpos lo cura todo. Me olvidé desconectarlo cuando entré aquí -luego me concentré en la llamada-.
Don Victoriano te quiere ver a las diez, así que, por favor, vente para aquí. Estoy un poco intranquila. Rosa, impulsiva, se acercó y me abrazó. Sus labios estamparon en mi mejilla un beso, profundo y agradecido, y luego musitó:. Salí del hospital nuevo. Casi me habían desaparecido todo los dolores. Cuando llegué a las oficinas del bufete, mi estado físico había vuelto a empeorar.