Chicos calientes Cobija
Supongo que habría mucho qué decir al respecto, pero…. Otras chicas atractivas: Putas en fiestas privadas Economía, Putas a domicilio Almendralejo, Escort exclusiva Ribeirão Preto
Les voy a contar de la vez que me enamoré de alguien con el alma, de su alma, de su mente, de como me hacía sentir y de su manera tan extraña y cruda de ver la vida. Fue muy hija de puta porque esa cobija me la había regalado mi abuela. Diego me esperaba afuera de la cabaña y me ayudo con la maleta. Cuando llegamos al cuarto, acomodé mis cosas y me cambie de nuevo el traje de baño y nos fuimos caminando a las albercas de relajación.
Para ese momento en el que finalmente llegamos la galleta que me encontré en el cuarto de Diego ya me había echo efecto y no podía casi ni hablar, me enfoqué mucho en mi respiración y me dejé masajear por el agua termal, después de todo, creo que me lo merecía. Pero a lo mejor solo lo pensé demasiado. Yo intenté seguirla pero no pude, estaba tan adormecida que no podía mover ni un brazo, ni siquiera para intentar acercarme a Diego, nunca me había pegado tan fuerte en mi vida y mi corazón se aceleró demasiado, decidí que lo mejor sería relajarme y eso hice.
Cuando ya era media noche los chicos decidieron que era buen momento para ir de regreso a las albercas en las que estabamos la noche anterior. Cuando desperté eran las am, los chicos iban llegando de las albercas y todos se peleaban el baño, dos de ellos no se bañaron y simplemente se acostaron sobre su sleeping.
No quise que supieran que estaba despierta así que solo vi con los ojos entre cerrados como Diego tomaba su cuaderno de apuntes y empezó a deshojarlo, una por una fue acomodando las hojas en el suelo y se tendió sobre ellas.
La verdad me molestó mucho su comentario, se supone que me invitó a quedarme con ellos bien. Cargué mi maleta a manera de mochila sobre mi espalda y caminé hasta el fin del camino de la laguna, pensaba en como siempre los chicos me habían pagado mal, tal vez era porque siempre escogía la misma clase de patanes para entregarles mi corazón, y a pesar de no haber tenido novio nunca, ya varios habían logrado decepcionarme. Cuando llegué, los chicos de la otra cabaña estaban ya sacando las cosas.