Chicas para sexo Maceió
Revisión: The social determinants of health of the child-adolescent immigration and its influence on the nutritional status: systematic review. Más bellezas para conocer: Ligues ocasionales Aarhus, Sexo en el gimnasio Baku, Conocer gente para sexo Sant Andreu de la Barca
Esta publicación es para responder a una pregunta frecuente que hacen algunas chicas sobre cómo es viajar a dedo por Brasil. Voy a contarles lo que aprendí con mi propia experiencia. Pero no se queden sólo con mi opinión, vayan a leer otros blogs o, mejor todavía, construyan sus propias experiencias.
Mi plan es que se animen. Viajé a dedo por Brasil durante 15 meses entre febrero de y abril de Aclaro que los tramos en los que fui sola fueron mínimos en relación a los que viajé acompañada. Esto se debe a que yo también tenía miedo de andar sola por Brasil a dedo, no sólo por el miedo que se teje en el imaginario de la gente, sino porque, desde el momento en que me paré en la primera banquina brasilera a levantar el pulgar, sentí en las miradas de los hombres algo extraño que me hizo sentir incómoda, insegura.
Yo ya tenía un mes de viajar sola a dedo por Uruguay cuando sentí este cambio. Fue así que decidí buscar un plan B, escribí un mensaje en un foro de Couchsurfing y tuve suerte, enseguida me encontré con Bruno, un basilero que me acompañó en mi entrada a Brasil desde Rivera Uruguay a Livramento Brasil. Así que, si a alguna le pasa lo mismo, recomiendo seguir este procedimiento o dejar mensajes en otros foros o grupos de viajeros.
Aunque debo confesarles que en otros tramos hice lo mismo y no conseguí a nadie, entonces seguí sola igual. Es que no hay tanta gente viajando a dedo en temporada baja, y los que andan por Brasil son muy poquitos si comparamos con la cantidad de viajeros a dedo que hay en el Noroeste Argentino, por ejemplo.
Eso hacía al principio de mi viaje, ahora tengo otro pensamiento: mejor sola que mal acompañada. A veces los compañeros de viaje nos dan seguridad pero entorpecen nuestro andar si no hay cierta afinidad para caminar con tanto peso a cuestas y tan poca plata. Luego de convivir con la cultura brasilera, pude aprender algunas cosas que me hicieron dar cuenta que el miedo que sentí en las miradas de los choferes los primeros días también fue debido a un cambio cultural.