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El municipio de Petilla de Aragón constituye un enclave rodeado totalmente por territorio zaragozano. A diferencia del resto de autonomías, su amejoramiento del fuero constituye la parte equivalente de los estatutos autonómicos en otras regiones ya que no tuvo necesidad como ellos, de constituirse como autonomía, sino que, con apoyo en la disposición adicional de la Constitución española de que reconocía su régimen foral, adecuó su legislación al nuevo régimen constitucional.
Aplicado al país sería Terra navarra «tierra de los pardos» o «tierra parda», y finalmente se simplificaría como el topónimo «Navarra». En la etapa prerromana, la zona que ocupa la actual Navarra estaba habitada por los vascones. La zona del valle del Ebro fue romanizada con la expansión del Imperio romano ; no así la zona pirenaica.
Sería en esta época cuando el legado romano trace a través de todo el territorio varias vías y calzadas de prolongado uso durante los siglos posteriores.
Estos acabaron creando un reino cristiano con capital en Toledo en la antigua Hispania romana. Los visigodos también entraron en contacto con los vascones, menos romanizados que la mayor parte de los habitantes del territorio peninsular. Lo que hoy conocemos como Navarra se estructuró tras la invasión musulmana de la península en el siglo VIII y el fin del poder godo. Su primer soberano conocido fue Íñigo Íñiguez —o Íñigo Arista « Enneco Cognomento Aresta » —, cabeza conocida de la primera dinastía pamplonesa.
De este modo se conformó el Reino de Pamplona. Tras unos primeros años de expansión y la posterior merma territorial a manos de Castilla y Aragón , el Reino de Navarra se estabilizó con dos territorios diferenciados: la Alta Navarra , al sur de los Pirineos y en la que se encontraba la capital y la mayor parte de la población y los recursos, y la Baja Navarra o Navarra Continental, al norte de la cordillera pirenaica.