Sexo con extraños La Laguna
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No es posible saber a ciencia en qué medida se debe a una mayor concienciación y detección o a una subida real de los casos de robos y agresiones sexuales con este método. Sea como sea, la denominada sumisión química es un problema real y los hospitales atienden numerosos casos al mes. Los afectados deben denunciar los hechos a la policía, acudir cuanto antes a un centro sanitario y desterrar el sentimiento de culpa.
El Hospital Clínico San Carlos de Madrid puso en marcha en su proyecto piloto para el manejo médico y legal de estas situaciones, aunque ya llevaba bastantes años trabajando en este terreno. Al pensar en ella, la imagen que evocamos es la de una joven que deja su bebida en la barra de un bar o una discoteca, mira hacia otro lado y un desconocido aprovecha para introducir la sustancia en su copa.
En la siguiente escena, la chica se despierta en un lugar extraño con una fuerte resaca y sin recordar qué le ha pasado. La que se emplea con mayor frecuencia es, con diferencia, el alcohol. También se utilizan otras sustancias. Puesto que las bebidas alcohólicas no se pueden suministrar sin el consentimiento y, sobre todo, el conocimiento de las víctimas, se ha acuñado otra expresión, la vulnerabilidad química, que consiste en aprovechar el estado de extrema ebriedad de una persona para violarla, robarla, extorsionarla o maltratarla.
Las sustancias que se agregan no modifican el olor, el sabor o el color de las bebidas en las que se introducen. Estos son los efectos de distintas sustancias que se emplean para anular la voluntad:.
El alcohol inhibe progresivamente las funciones cerebrales. Aunque su consumo genera en un principio una sensación de euforia y desinhibición que lleva a pensar que es un estimulante, en realidad tiene efectos sedantes y afecta a la capacidad de autocontrol.
