Aventuras extramatrimoniales Baza
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No podía evitarlo. John Fiztgerald Kennedy o Jack, como le llamaron siempre sus amigos, deseaba debía acostarse con toda mujer que se cruzara en su camino. Daba igual que ella fuera miembro de la jet set, de la clase política, una becaria de la Casa Blanca o una starlet: si no lo hacía, sufría cefaleas, vómitos y fuertes dolores gastrointestinales. Y no, no valía que sólo fuera con la primera dama. Es ella la que se encarga de ajustarle el corsé que le resuelve los dolores de espalda, aguanta sus colitis y la que se marcha a Cape Cod bastantes fines de semana para que su marido pueda satisfacer sus necesidades sexuales extramatrimoniales sin discusiones posibles al respecto.
Curiosamente, el destino tendría para Jackie un triste regalo: sería en su hombro en el que descansaría la cabeza del presidente después de ser asesinado en Texas.
Nunca los consideró adulterio, pese a su religión católica. El personaje de Kennedy aparece así como un chacal. Con sus amantes sólo había sexo. Él no se esfuerza en satisfacerlas. Es el rey y piensa que 'ellas deben estar programadas sexualmente para que las seduzcan las plumas de un pavo real y deben experimentar una sensación de poder', escribe Mercurio. Cuando lo necesita llama a una de las becarias de la Casa Blanca y les asegura que dispone de diez minutos.
Mientras, el servicio de seguridad se la arregla para que no se incumpla ninguna norma y los deslices no lleguen a la prensa. Esta sólida planificación de su vida personal sólo se trastocó con la aparición de dos mujeres: la actriz Marilyn Monroe y Mary Pinchot Meyer, miembro de la jet set, simpatizante comunista y a la que conquistó tras poner en marcha el plan de desarme nuclear e impulsar la Ley de Derechos Civiles de En esta versión de Mercurio, Monroe se enamora como una adolescente del presidente, lo que choca con la tesis oficial del biógrafo de Marilyn, Donald Spoto, que aseguró que entre ambos nunca hubo una aventura amorosa.
El novelista arriesga por el poder que le da la ficción y reconstruye un ambiente hollywoodiense en el que Frank [Sinatra] es su acompañante de correrías sexuales y Marilyn, la mujer a la que abrazar cada vez que se acerca a la costa Oeste. Esta novela no es una biografía al uso. No es un índice cronológico de datos ni de polvos. Es la historia de un depredador sexual que sabía que le quedaban pocos años de vida. Recuerda las normas de la comunidad.