Sexo en el barco Burriana
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Imagen de los fardos en la cubierta de la embarcación descubierta en el puerto de Burriana en el Para ello contaban con la ayuda de los dos guardias civiles procesados quienes prevaliéndose del acceso que tenían a distintas zonas por su condición de agentes con funciones de vigilancia, debían garantizar el correcto desembarco de los fardos para su posterior distribución.
Juzgan el macroalijo de hachís del puerto de Burriana tras ocho años. Sobre la medianoche del día 18 de junio del , y para garantizar que la entrada de la embarcación Tere Mari, que llevaba la droga, se produjera sin injerencias de terceros, se dirigieron a la zona del puerto para ver lo que acontecía. La sentencia establece que se produjeron «numerosos contactos telefónicos» entre los distintos miembros del entramado delictivo para comunicar la incidencia surgida, «efectuando los dos guardias civiles numerosas maniobras tendentes a dificultar la localización exacta de la embarcación con el cargamento de hachís por parte de otras patrullas».
Finalmente, quienes pilotaban la nave la dejaron atracada sin desembarcar los fardos. El vigilante del puerto de Burriana: «Un guardia se fue solo a dar una vuelta la noche que llegó el alijo».
Los 70 bultos de hachís fueron encontrados por la Benemérita a las 2. Los dos agentes negaron las acusaciones en el juicio, pero el tribunal vio «contradictorias» sus declaraciones y no concibe posible una situación de ignorancia de los efectivos policiales en una operación de envío de droga por valor de 3,3 millones de euros.
Asimismo, los magistrados han valorado la abultada prueba testifical y pericial contra ellos, dando «especial relevancia al detallado testimonio» prestado por el exjefe del EDOA --equipo antidroga--, a quien las defensas intentaron desacreditar. La sentencia de la Audiencia no es firme y contra ella cabe recurso de casación ante la sala Segunda del Tribunal Supremo.