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Luis Bambarén, obispo emérito de Chimbote, y el congresista homosexual Carlos Bruce. No obstante que admiro a Mons. En ese sentido, la atracción sexual entre personas del mismo sexo aparece como una aberración. Sin embargo, el erotismo que desprende el bíblico Cantar de los Cantares no menciona ni matrimonio ni hijos, y se regocija en la pura belleza tanto física como espiritual de los amantes, que buscan entregarse y poseerse mutuamente. No logro entender la atracción entre iguales llamada homosexualidad, por la misma razón de que yo soy heterosexual.
Pero dado que «su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado», como admite la Iglesia, prefiero abstenerme de juzgar a quienes he de considerar antes que nada como seres humanos con todo el derecho a amar y a ser respetados. Las palabras exactas de Mons. Porque él mismo ha dicho que es homosexual, es gay.
Así la resume el Catecismo de la Iglesia Católica:. La armonía de la pareja humana y de la sociedad depende en parte de la manera en que son vividas entre los sexos la complementariedad, la necesidad y el apoyo mutuos. Sin embargo, hay todavía temas puntuales que deben ser profundizados e incluso replanteados. Algunos católicos interpretan la comunión de personas y la fecundidad inherentes a la sexualidad propiamente humana como que estos fines deben estar presentes en cada uno de los actos sexuales que realiza la pareja.
En cambio, la unión sexual que es producto de una entrega amorosa y comprometida no es vista como algo reprobable, aunque la fecundidad tendiente a la reproducción de la especie esté ausente en ese acto concreto. No debería extrañarnos, por lo tanto, que se haya llegado a una situación como la actual, en la que una cosa es lo que enseña el Magisterio de la Iglesia y otra cosa es lo que viven los fieles comunes y corrientes en su vida amorosa. Pero en ninguna parte señala la fecundidad y la procreación como un deber de los esposos.
Y mucho menos menciona el tema de la homosexualidad. Por otra parte, tal como nos lo han transmitido la Tradición, el de María y José fue un matrimonio donde no hubo intimidad carnal. En la Sagrada Familia hubo un solo hijo carnal de la madre y adoptivo del padre.