Sexo en el parque Stuttgart
A la puerta del taller, una pantalla reproducía un carrusel de vídeos reales del campo de batalla. 😈 Otras chicas: Sexo casua Andorra la Vella, Masaje para adultos Algeciras, Sexo gatis Huánuco
En el camino, los testigos del empuje comercial chino a lo largo de la Franja y la Ruta —nombre oficial del recorrido— hablan de la expansión china. Como Laurent Chu, primer paciente de covid en Europa. La señora Chong Ping, perteneciente a una anterior ola de emigrantes chinos a Occidente. Perizat y Orazkul, madre e hija kazajas con 10 hijos cada una. O Huang Wei, el maquinista en el primer tramo del tren comercial entre Yiwu y Madrid en Una aventura que arrancó en con el final del estado de alarma por la covid y finalizó dos años después con el levantamiento de las restricciones de entrada a China.
El 16 de julio de , con un suave traqueteo, el tren echó a andar desde la estación de Chamartín. Sobre las vías se desplegaba el vértigo a lo desconocido. Viajar era extraño, nos movíamos como bebés torpes que acabaran de empezar a caminar.
Pero en el ambiente veraniego flotaba también un aire festivo de renacimiento, de querer recuperar el tiempo perdido, como de felices años veinte. Todavía no había estallado la guerra en Ucrania. Sumaba Su longitud superaba a la del mítico Transiberiano. Era verano, pero muchos veían ya peligrar las campañas navideñas. Carlos Santana, un experto en logística de 35 años que había vivido una década en China, dividía los periodos en su sector con un chascarrillo: AC antes del coronavirus y DC después del coronavirus , por cómo había quedado patas arriba.
Santana era entonces el hombre en Madrid de Yixinou, la compañía china que puso en marcha el tren Yiwu-Madrid en , cuya sede se encontraba en la estación de Madrid-Abroñigal. Y el punto de partida, que visitamos un par de días antes de salir.
Quería aclarar una confusión habitual: no existe un ferrocarril como tal que viaje de punta a punta. Lo que hay son mercancías arrastradas por una media de 16 locomotoras y conducidas por hasta 65 maquinistas en una especie de carrera de relevos. Su interior es en el fondo un reflejo de las balanzas comerciales, y tanto en la Unión Europea como en España el desequilibrio iba en aumento.