Mujeres liberales Nou Barris
Por el Comité Central del I Congreso, agosto de , Congreso que aprobó la política de reconciliación nacional, fueron escogidos 23 hombres y sólo una mujer, Margarita Abril; otra mujer, Reyes Bertral, fue elegida como suplente, entre 7 hombres. Más chicas para conocer: Putas recomendadas Ferrol, Fetish Santa Perpètua de Mogoda, Sexo sin tabúes Fargo
Con alguna excepción, las mujeres del PSUC han sido marginadas en la historiografía. Hasta hace tan sólo unas décadas, la historia de Cataluña y del resto de España la escribieron mayoritariamente los vencedores de la Guerra Civil. La mayoría eran hombres y hablaban poco de la historia del PSUC, pero sobre todo no citaban a las mujeres militantes.
Esta invisibilidad femenina continuó presente también cuando este país se normalizó y los historiadores pudieron acceder a las fuentes y expresar la realidad del pasado. Pero no es posible imaginar el trabajo clandestino en aquella época sin el concurso inapreciable de las mujeres, un concurso que había permanecido invisible. Algunas se exiliaron temporalmente a Francia para luego volver a Cataluña para intervenir en la lucha contra Franco.
En general, han sido las plumas femeninas las que han sacado a la luz las mujeres comunistas. Plumas de activistas que han escrito su historia o la de sus compañeras de militancia. También plumas de historiadoras o periodistas que han tenido la sensibilidad de hacer visibles estas militantes. Otros entraron enseguida en España para incorporarse clandestinamente en la organización. Exiliada en México, regresó clandestinamente para ponerse al frente de los militantes que se esforzaban en reconstruir las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña las JSUC.
En las entrevistas realizadas hace años, muchas de las mujeres del PSUC vinculaban muy directamente su militancia antifranquista a la de su familia de origen, en especial a la de sus padres, aunque también, en menor medida, a la de las madres. El peligro era inmenso. El país estaba lleno de policías, de guardias civiles, de confidentes. Esta reorganización y crecimiento del partido pronto se notó. Los líderes comunistas masculinos quedaron sorprendidos: las huelgas producidas entre y tuvieron un gran protagonismo femenino.
Sin embargo, muchos militantes masculinos seguían pensando que la conflictividad laboral y el movimiento obrero sólo eran cosas de hombres. La conflictividad laboral femenina, la de ellas, llegó a verse como algo «anómalo» y sus reivindicaciones se tildaron de «específicas» de género. Las publicaciones del PSUC, al referirse a los conflictos laborales tendían a atribuirles a los «trabajadores» o en la «clase obrera», mostrando una concepción masculinizada de la clase trabajadora.