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La denominación de Campo de la Victoria procede de un convento que hubo en el lugar en que nos ocupamos, respecto a cuyo origen no han logrado ponerse de acuerdo los historiadores. Lo cierto es que en el sitio mencionado tuvieron su retiro unas religiosas conocidas por las emparedadas y que tal convento se llamaba de Nuestra Señora de las Huertas, por estar rodeado de esta clase de tincas, denominación que variaron por la de Nuestra señora de la Victoria los Reyes Católicos, una de las veces que visitaron a esta ciudad, siendo conocido desde entonces por Campo de la Victoria todo aquel paraje.
Desaparecieron de el las emparedadas y en el año fue cedido el edificio a los religiosos de San Francisco de Paula o Mínimos quien, al establecer en dicho monasterio una comunidad, conservaron los titulos de Nuestra Señora de las Huertas y de la Victoria.
Varios sucesores del señor Carvajal en el cargo de corregidor ampliaron y modificaron el paseo de la Victoria y en el alcalde don Francisco de Paula Portocarrero lo reformó por completo, embelleciéndolo extraordi-nariamente. Hizo en el centro un espacioso salón, con asientos de piedra negra y respaldos de hierro, el cual se hallaba rodeado por unos preciosos jardines en los que abundaban las plantas y flores de mérito.
A causa de resultar pequeño el sitio qne [sic] se destinaba a la Feria de Nuestra Señora de la Salud, por el gran incremento de esta, el Municipio lo amplió en el año comprando y demoliendo el ya ruinoso edificio que fue convento de la Victoria.
La imagen de la Virgen de esta advocación fué trasladada a la iglesia de San Hipólito y luego a la Catedral. Hízose desaparecer entonces las sinuosidades del terreno contiguo al monasterio, en el que los religiosos mínimos habían establecido un Via Crucis, así como los grandes montones de granzas que había en aquellos alrededores y quedó una extensa explanada, contigua al paseo y los jardines.