Aventuras eróticas Paris
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En Occidente cuando se habla del erotismo de la India generalmente viene a la mente el Kamasutra. Ambos textos se centran en las relaciones amorosa bucólicas entre Krishna y sus devotas; el Gita Govinda hace énfasis en la relación entre Krishna y Radha, su gopi preferida, una historia que se desprende de manera especulativa de la Bhagavata Purana , un texto que es considerado sagrado para el movimiento bhakti en la India, escrito por un poeta inmortal, a quien también se le atribuye el Mahabharata.
Intentaré aquí introducir estos poemas y acaso transmitir un eco, aunque seguramente remoto y un tanto crudo, de su belleza divina. Krishna es el delicioso dios de tez azul -encarnación suprema de Vishnu y para los gaudía la fuente de los todos los avatares - que aparece en el bosque tocando la flauta, liberando a los animales, produciendo vientos perfumados y agitando el corazón de las doncellas de vacas.
Su rostro es descrito como la luna o como una nube de lluvia. Cuando es mucha, la dilapida, la comparte con sus amigos, o dosifica a monos y caballos. Las gopis crecerían salvajemente enamoradas de Krishna, queriendo que robe, como la mantequilla, sus corazones. Que se las lleve hacia prados lejanos, que las pise con sus dulces pies de loto. Una noche de luna llena de otoño, Krishna cumplió el sueño de 16 mil vaqueras, que en realidad eran supremas yoginis, jugando a la divina ilusión del olvido de su identidad yogamaya para vivir una bacanal de bhakti en los bosques de Bengala.
La flauta sonó como una especie de flecha de sonido, despertando al mismo Kama el Cupido indio y se infiltró en las alcobas de las pastoras. Encontraron a Krishna en un claro en el bosque. El dios les pidió que regresaran, que no violaran el orden de la sociedad y los preceptos de la religión tradicional. Debían de recapacitar. Las gopis , desgarradas por las palabras del dios, se arrojaron a sus pies de loto.
Pronunciaron un memorable discurso, alabando su belleza fulgurante y manifestando con firmeza su negativa a regresar. Permítenos ser tus sirvientas, Oh gloria de hombre".