Putas rubias Monaco
Videollamadas eroticas. ★ Otras chicas llamativas: Conocer chicas por internet Chachapoyas, Chicas calientes para citas Sant Boi de Llobregat, Servicios de chicas Vilafranca del Penedès
En la presentación de su libro La revuelta de las putas , el jueves pasado en la Fnac de Madrid, Amelia Tiganus dijo algo que me sorprendió. Explicó que sus amigas feministas entienden perfectamente que un anuncio donde aparece una mujer presentada como trofeo sexual es degradante para todas, pero, en cambio, no ven en qué les afecta la existencia de la prostitución. Yo habría dicho todo lo contrario. A mí, las fotos de rubias echadas sobre el capó de un coche de lujo, como si estuvieran incluidas en el precio, siempre me dieron risa.
No tenían nada que ver conmigo. Pero las putas, aunque ni siquiera las viéramos, desempeñaban un enorme papel en nuestras vidas de chicas de clase media en la España de Franco. Desde muy pequeñas adivinamos, por risitas y guiños de los maridos y malas caras de las esposas, que había unos misteriosos lugares de placer que nos estaban prohibidos.
Una especie de coto vedado en el que tenían derecho de caza los hombres, todos, pero no las mujeres, ninguna las que lo habitaban no eran cazadoras: eran la presa. Cierto que en la época de la que estoy hablando, las mujeres teníamos vedado casi todo: el gobierno, el ejército, el clero Pero al menos al gobierno lo veíamos en el nodo, a los curas en misa, a los militares cuando desfilaban por las calles.
Querían decir, estaba claro, que ellos podían ir de putas sin tapujos. Mala suerte, en cambio, tenían las solteronas, mujeres asexuadas, apagadas, niñas eternas que a los cincuenta años vivían con los padres y volvían a las diez a casa Pasaríamos de novio en novio, de mano en mano Por mi casa corría un libro con el extraño título Izas, rabizas y colipoterras.
Publicado por Lumen en , era una serie de fotos de Joan Colom comentadas por Cela. Mujeres del barrio chino, gordas, viejas, deformes, pintadas como payasos, alguna embarazada, alguna enana Los textos de Cela describiéndolas rezumaban una crueldad burlona, un escarnio, una saña Pero no del todo. Pero sigue habiendo putas.