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Pasan cosas, muchas cosas, porque en Bolaño siempre pasan muchas cosas, y la historia se torna fascinante, porque Bolaño casi siempre resulta fascinante, y de pronto, porque estamos en un cuento y esto es lo que hacen muchas veces los autores de cuentos, sucede algo totalmente gratuito y absurdo, y el cuento termina. Más bellezas para conocer: Citas con casadas Alcorcón, Servicios de escort Salamanca, Escort de alto standing Huasco
Que el Todo es imposible, que el conocimiento es una forma de clasificar fragmentos. Roberto Bolaño, Los sinsabores del verdadero policía. La enfermedad. La literatura española tiene una enfermedad. Se llama barroco. Pero esa enfermedad tiene cura. Se llama Roberto Bolaño. El primer encuentro. Recuerdo bien mi primer enfrentamiento con la literatura de Bolaño.
Se trataba de La literatura nazi en América. El libro me interesó mucho, pero no me apasionó. Era una serie de biografías falsas de autores latinoamericanos nazis, seminazis, algo nazis o de meras tendencias nazis, escrita con una imaginación enorme y exuberante pero, me pareció a mí entonces, con un lenguaje demasiado austero y poco «literario».
Casi parecían entradas de una enciclopedia. El estilo de Bolaño. Busca, por todos los medios y con todas sus fuerzas, evitar el ornato, la vaguedad, lo difuso. Evitar el adorno, el ripio, el relleno. Cuatrocientos años han pasado y nuestros novelistas siguen empeñados en comparar el agua con cristales. Tensa como un cable. Los que se quejan de que la «verdadera literatura» ya no se aprecia deberían sentirse sorprendidos de que autores como Bolaño, Murakami, Coetzee o Vila-Matas, por ejemplo, sean tan leídos y admirados.
Hay otros autores cuya apuesta decidida es la claridad. Autores que no se parecen en nada entre sí como no se parecen en nada a Murakami, Coetzee, Vila-Matas o Bolaño , unidos por una poética de la claridad y de la elegancia. No pretendo defender una estética o una poética. La posición de los editores en esta encrucijada resulta un tanto ambigua. Y es lógico que los editores quieran vender y ganar dinero. También los autores, no lo olvidemos, quieren vender y ganar dinero, igual que cualquier persona dentro de la sociedad pretende ganar dinero con su trabajo y con su esfuerzo.
La literatura debe tener lectores y debe buscar a los lectores. Olvidémonos de casos como el de Kafka o el de Joyce. Todos los grandes artistas de todos los tiempos Bach, Mozart, Tasso, Cervantes, Lope, Dickens, añada usted a quien quiera han buscado el éxito y se han sentido desesperados si el éxito no llegaba.