Sexo en la feria Utrecht
Holanda: Utrecht University. Más chicas lindas: Sexo en la escuela Riverside, Putas en línea Alcalá de Guadaíra, Masajes de relax Teresina
Ya sabíamos que monstruos hay en todos lados, cómo no. A veces por maldad, claro. Porque es malo y punto. Hay monstruos que lo son por estupidez, hay monstruos por miedo, hay monstruos por comodidad: no hacen menos daño, podríamos pensar que comodidas, estupidez y miedo son formas de la maldad. O que es así como se expresa la maldad, que no viene suelta sino en estos frascos. Algo a reconocer, a sitiar, a controlar.
Digo esto, claro, porque estoy pensando en la escritora canadiense Alice Munro y su hija Andrea Robin Skinner. Seguramente lo viste: hace una semana Andrea publicó una nota en la que contaba que Gerald Fremlin, la pareja de Munro , aprovechó que la escritora no estaba una noche de , cuando Andrea tenía 9 años, y la agredió sexualmente.
Skinner contaba también que su padre lo supo enseguida, pero no hizo nada. Que su madre lo supo muchos años después y no sólo no hizo nada sino que se quedó con Fremlin hasta la muerte, en Como si fuera poco, en alguna entrevista Andrea tuvo que leer cómo su madre decía que había sido tan tan bueno que él estuviera en su vida.
Subrayo: la madre lo supo cuando su hija tenía 25 años y se quedó con el agresor. Lo que no es menor, ya veremos: el prestigio de la autora ayudó a levantar la pared de silencio sobre todo esto. En fin, que Alice Munro , que murió en mayo, fue una extraordinaria escritora.
Una prosa contenida, elegante, con la que hablaba de la vida cotidiana de gente de lugares chicos y comunidades rurales. Hubo seminarios sobre su obra, grupos de lectura, de todo. Algunos la descubrimos hace unos años, cuando ya había escrito casi todo. El Nobel fue una alegría. Cuando leímos la noticia, muchos esperamos a ver qué decía Margaret Atwood , autora de El cuento de la criada y amiga de Munro. Estoy en shock.