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Los habitantes de la calle de Ferlandina, 41, y de la Lluna, 28, habían denunciado desde hace un año que varios pisos de cada finca se utilizaban como prostíbulos de 50 metros cuadrados. Desde primera hora de la mañana, patrullas del Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra recorrían las calles del Raval para cercar los pisos que operan como burdeles.
El gran despliegue policial tuvo como resultado la detención de dos chicas jóvenes. Las mujeres, rubias y muy delgadas, fueron conducidas con una nutrida escolta a un vehículo de la Guardia Urbana mientras se tapaban el rostro. Operaciones similares se repitieron 23 veces en el Raval, ante la incredulidad del vecindario, incluidas las perseguidas.
Pero la joven desatendió el aviso y, a pesar de que la patrulla estaba en la puerta de su portal, decidió entrar. A los pocos minutos, era conducida a un coche de la Guardia Urbana.
Ya era hora porque no nos dejan dormir. En mi finca hay cuatro pisos en el que trabajan prostitutas", explicó un vecino, de 78 años, de la calle de la Lluna, Ellas los tienen llenos de camas y casi nunca los limpian. Tienen un solo lavabo. No sé cómo pueden vivir y trabajar en esas condiciones", dice Francis.
Desde la llegada de los pisos burdel, muchas cosas han cambiado en el Raval. Los vecinos conocemos a muchos proxenetas que van con fajos de billetes enormes a los locutorios, donde hacen sus transferencias al extranjero", explica Carolina Olivares, vecina de 33 años.