Sexo sin promesas Candelaria
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Había soltado el exabrupto al explicar por qué votaría en contra del matrimonio homosexual en el Congreso de Tabasco, México, donde es legisladora por el partido Morena —Movimiento de Regeneración Nacional—. Nadie en México ha faltado estos días a la cita con el vituperio a una declaración ciertamente inaceptable. Provengo de un pueblo indígena donde tenemos unos valores distintos. Ya sé que esta nota debería acabar aquí. Diputada se pasa tres pueblos expresando el intragable deseo de que no existan los homosexuales.
Diputada pide perdón y se confiesa arrepentida. Diputada cambia de criterio y vota a favor del matrimonio homosexual para congraciarse con la Conapred y con todos los vigilantes de la corrección política. Fin de la historia. Pero Candelaria es india e indigenista, pertenece a un partido de la izquierda, y para colmo, invoca la tradición indígena como argumento de legítima resistencia frente a una ideología invasora. Generalmente, la izquierda suele aceptar de buen grado la excepción cultural, cuando quien denigra a los homosexuales y a las mujeres es un ayatollah chiita o un guerrillero caribeño.
Que una indígena se oponga al matrimonio homosexual, en cambio, saca al supremacista cultural que todo progre lleva dentro. El colonialismo resulta excecrable cuando se practica con los videojuegos, las películas de Hollywood, las cocacolas y la asesoría militar, y evangelización virtuosa, en cambio, cuando lo hacen Planned Parenthood, el movimiento LGTB y los antropólogos de Harvard.
Es, ante todo, un testimonio de la impotencia de la izquierda ante la insoportable levedad de sus propios mitos. PSOE y Ciudadanos hacen oficial lo suyo. Su baza: si el PP quiere evitar un Gobierno de la ultraizquierda, con Podemos dentro, no va a tener una ocasión mejor que esta.
El PP deja de esgrimir que sus son el listón de la mayoría. Los sondeos empiezan a reflejarlo. Nada es gratis, y mucho menos, la sanidad y la educación. Nada que objetar a cualquier bajada de impuestos; todo que oponer, en cambio, a las bajadas de impuestos selectivas, en función de la fuerza política del gremio beneficiario.